Dentro de
pocos meses tendrá lugar el estreno mundial de John Cater,
la esperada primera película de imagen real de Pixar. Es probable
que muchos de vosotros sólo conozcáis de oídas al personaje del
título, o incluso que no lo conozcáis en absoluto. Para solucionar
ese problema, sólo necesitáis seguir leyendo. Debo advertiros de
que habrá varios spoilers
sobre la vida y milagros del individuo en cuestión, pero recordad
que éste nació hace ya un siglo. O sea, que no voy a desvelaros los
secretos de una historia mega-novedosa y original.
John
Carter fue una creación del escritor norteamericano Edgar Rice
Burroughs, quien a principios del sigo XX escribió una saga de diez
novelas ambientadas en el planeta Marte - su hijo escribió la
undécima, aunque según tengo entendido es la peor de todas. La
primera novela de dicha saga fue A Princess of Mars
(Una Princesa de Marte),
que también fue la primera obra publicada por el autor y en la que
se basa la película de Pixar. El protagonista, John Carter, es un
confederado que tras la Guerra Civil Americana es perseguido por los
indios hasta una cueva. Desde allí es transportado misteriosamente
al planeta Marte, donde descubre que no sólo puede respirar, sino
que su fuerza y su agilidad han aumentado gracias a la baja gravedad.
Pronto se encuentra con una tribu de marcianos verdes; seres de tres
metros del alto, con cuatro brazos y muy belicosos. Tras
impresionarles con sus habilidades para el combate, los marcianos le
acogen como un invitado y le llevan hasta una de sus ciudades. Allí
Carter contempla como sus anfitriones derriban un vehículo volador y
capturan a uno de sus pasajeros, quien no es otra que la princesa del
título, llamada Dejah Thoris. Ésta pertenece a la raza de los
marcianos rojos, idénticos a los humanos pero de piel rojiza. Carter
se enamora inmediatamente de ella, por lo que decide ayudarla a
escapar y regresar a su lugar de origen, la ciudad-estado de
Helium...
Como
podéis ver, estamos ante una clásica aventura pulp,
género que floreció en Norteamérica durante la primera mitad del
pasado siglo. Tenemos a un héroe romántico que deberá recorrer
escenarios exóticos, matar a los malos, salvar a Marte y quedarse
con la chica. O sea, lo mismo que hizo el tito Chuache muchas décadas
después en Desafío
Total
(Total Recall).
Sin embargo, la obra de Burroughs tiene muy poco que ver con la de
Philip K. Dick (en uno de cuyos relatos se basó Desafío
Total).
Aquí no hay reflexiones sobre qué es real o no, ni sobre la
identidad personal, ni sobre la diferencia entre ser humano y ser un
replicante. Lo que si hay son cosas tan habituales en la época de
Burroughs como racismo, sexismo y xenofobia. Los marcianos verdes,
por ejemplo, son los clásicos nativos salvajes y sin civilizar,
mientras que los marcianos rojos, con su apariencia humana, son más
pacíficos y avanzados. Dejah Thoris, como mujer que es, existe
básicamente para ser raptada, obligando a John Carter a rescatarla
una y otra vez para poder terminar casándose con ella. Y si para eso
hay que forjar una alianza entre los marcianos rojos de Helium y los
verdes - cosa que nadie a conseguido jamás - y unirlos para derrotar
a la ciudad-estado de Zodanga, enemiga de Helium, pues qué leches,
se hace. Para eso es John Carter un macho-alfa blanco y
Norteamericano. Y encima del Sur. ¡Cosas así no las hace un maldito
Yanki! En resumen, material sensible para nosotros, los lectores de
hoy en día, que somos tan progres, tolerantes e igualitarios (dígase
con naturalidad).
Por
su puesto, a los contemporáneos de Burroughs no les preocupaban
minucias como la corrección política. A
Princess of Mars
fue un éxito de ventas que permitió a su autor completar ésta y
otras sagas literarias. ¿Entonces - os preguntareis -, por qué no
es John Carter más conocido? Básicamente, por dos razones. Primero,
porque acabó siendo eclipsado por otra creación posterior de
Burroughs: Tarzán de los Monos. Ése si que os suena, ¿verdad?
Segundo y quizá más importante, porque mientras Tarzán triunfó
también en otros medios (cine, televisión y cómic), John Carter ha
tardado todo un siglo en llegar a la pantalla. Desconozco los motivos
exactos, aunque no hay duda de que resulta más fácil recrear en
una película la selva africana de toda la vida - donde de hecho se
rodaron algunas aventuras cinematográficas de Tarzán - que un
planeta distinto del nuestro, lleno de criaturas alienígenas. Aún
así, conviene recordar que ya en la década de 1930 se realizaron
varios seriales cinematográficos sobre flash Gordon - un personaje
bastante parecido a John Carter - y que tras el estreno de Star
Wars: Una Nueva Esperanza
en 1977 el camino estaba libre para adaptar al cine la saga marciana
de Burroughs. Sin embargo, los pocos intentos de hacerlo no salieron
adelante. Hasta ahora.
Y
aquí entramos en el aspecto más interesante de la cuestión: ¿Puede
triunfar hoy en día una película sobre John Carter? En principio,
muchos factores indican que si: Detrás del proyecto están Disney y
Pixar. El presupuesto, según se dice, es de unos 250 millones de
dólares. Y el director es Andrew Stanton, responsable de éxitos
como Buscando a
Nemo
o Wall-E.
El mismo Stanton ha admitido que no es un fanático de la novela
original, pero si del universo en el que se desarrolla, lo que junto
a la presencia de Disney garantiza la eliminación de los elementos
más cuestionables del original, mencionados hace dos párrafos.
Pero
es justo en este punto donde surge la otra cara de la moneda, porque
entre los “elementos cuestionables” hay varios que para mí - y
creo que también para algunos de vosotros - merecería la pena
conservar. Uno de ellos es el pequeño detalle de que, según la
tradición marciana, Deja Thoris acostumbra a ir por ahí...¡en
bolas! Naturalmente, Disney no tiene intención de espantar a la
audiencia infantil y juvenil - o más bien a sus preocupados padres
-, por lo que, como se puede ver en el trailer de la película, Dejah
Thoris va en todo momento adecuada e incluso excesivamente vestida. Y
ya puestos, otro problema es la actriz que interpreta al personaje,
Lynn Collins, quien no sólo no me parece atractiva - aunque ya se
sabe que para gustos... - sino que además no estuvo nada convincente
en aquel engendro llamado Lobezno.
Claro que aún es peor lo de su compañero Taylor Kitsch, el
encargado de dar vida a John Carter. Se trata del típico actor
guapito de la llamada “Generación Crepúsculo”, que aunque no ha
intervenido en esa horrible saga engendrada en el infierno de los
frikis, comparte con gente como Robert Pattison o Taylor Lautner una
falta absoluta de carisma y personalidad. Stanton justificaba hace
poco el protagonismo de Kitsch y Collins afirmando que “El tiempo
de las estrellas ha pasado”. Por lo visto, no recuerda que Piratas
del Caribe triunfó
gracias a una estrella llamada Johnny Deep, a
pesar
de los soseras Keyra Knightly y - sobre todo - Orlando Bloom.
Taylor Kitsch y Lynn Collins
Dejah Thoris según E.R. Burroughs
Sin embargo, los problemas no acaban ahí. Como ya he
dicho, se supone que los marcianos verdes son feroces y violentos.
Los que aparecen en el trailer parecen más bien toros escuálidos
que hablan y caminan sobre dos patas. Y eso que al marciano verde
principal, Tars Tarkas, coleguilla y compañero de aventuras de John
Carter, lo interpreta Willem Dafoe. Por muchos retoques digitales que
se le hagan, ¿como es posible que Willem Dafoe no resulte feroz ni
violento? Si, ya sé que hizo de Jesucristo y tal, pero esa no es la
clase de personaje por la que todos le recordamos. Supongo que muchos
habréis visto Spiderman, ¿verdad? Algo me dice que la sombra
de Disney es alargada y que el estudio no quiere que los niños se
asusten demasiado. ¿Significa eso que John Carter va a ser
una película sólo para niños? Conociendo a Pixar, lo dudo. Pero
vuelvo a lo de antes: Esta es su primera película de imagen real y
con un presupuesto muy, pero que muy alto. Con todo lo que hay en
juego, algunos jefazos de Disney pueden haber exigido no correr
riesgos de ningún tipo. Eso significa que los mayores de treinta
años podemos acabar sintiéndonos un poco ignorados.
Tars Tarkas
Desde
luego, no hay duda de que Pixar se merece un voto de confianza. Aún
así, yo voy a ser cauto y aguardar a las primeras críticas y
comentarios del público. Entonces decidiré si la veo (en el cine) o
no. Respecto a la taquilla, intuyo dos posibilidades: O bien un
primer fin de semana brutal seguido de un rápido descenso, o bien
una recaudación estable pero algo menor de la esperada. Ambas
opciones serían un problema para Disney y Pixar, puesto que se
requieren unos ingresos enormes - tanto en los USA como en el resto
del mundo - para que una película tan cara sea rentable (y no creo
que los 250 millones de presupuesto incluyan gastos promocionales).
Por supuesto, podría equivocarme, en cuyo caso no hay duda de que
estaríamos ante el comienzo de una nueva franquicia; probablemente
una trilogía, ya que las dos siguientes novelas de la saga, The
Gods of Mars
y The Warlord of
Mars,
son secuelas directas de la primera. Después John Carter se
convierte en un personaje secundario hasta recuperar el protagonismo
en la octava, Swords
of Mars,
que podría dar pié a una cuarta parte al estilo de Piratas
del Caribe: En Mareas Misteriosas. Lo
que si que descarto es un megatortazo financiero y artístico, que
por otra parte sería muy perjudicial para una empresa tan
merecedora de mi respeto como es Pixar.
Para
terminar, si tenéis tiempo y ganas os sugiero que echéis un vistazo
a la adaptación al cómic que la editorial norteamericana Dynamite
viene haciendo desde hace un año de la saga marciana de Burroughs.
Aún no ha empezado a publicarse en España (al menos que yo sepa),
pero no creo que tarde en hacerlo, puesto que evidentemente una de
sus funciones es promocionar la película. Los más impacientes
podéis optar por otros medios que no es necesario nombrar (je,je),
siempre y cuando tengáis algún conocimiento de inglés. La
colección se titula Warlord
of Mars (como
la tercera novela de la saga), y hasta el momento se han publicado al
menos 12 números en Estados Unidos. Los primeros 9 son una
adaptación directa de A
Princess of Mars,
de los cuales los últimos 7 están dibujados por Lui Antonio,
artista que me encanta y que en mi opinión realiza aquí un gran
trabajo - atención al vestuario (o escasez de él) de Dejah Thoris,
muy en sintonía con la obra original. Los siguientes tres números
forman una historia de transición titulada Heretic
of Mars,
en la que se introducen algunas subtramas de los siguientes libros, a
la vez que se nos presenta a Carthoris, el hijo de John Carter y
Dejah Thoris. Aquí el dibujo pasa a ser obra de Stephen
Sadowski, quien sin disgustarme no me parece a la altura de Lui
Antonio. Según la página oficial de Dynamite, a partir del número
13 comenzará la adaptación de The
Gods of Mars,
que presumiblemente irá seguida de la de The
Warlords of Mars.
Que la colección continúe después dependerá sin duda del éxito
de la película, a no ser que se haya concebido desde el principio
como una serie limitada. Por si acaso, los de la editorial se están
curando en salud mediante la publicación simultanea de otras dos
colecciones: Warlord
of Mars: Dejah Thoris,
sobre las aventuras del personaje antes de conocer a John Carter -
donde tiene poco que ver con la heroína pasiva y secuestrable de los
libros -, y
Warlord of Mars:
Fall of Barsoom,
situada 10.000 años antes de las novelas de Burroughs. Ignoro si
ambas adaptan otras obras del autor o si se trata de material
original (probablemente lo segundo). En cualquier caso, quienes
busquéis un primer contacto con el universo de John Carter sin
necesidad de tragaros las novelas tenéis en estos cómics la
herramienta adecuada.