lunes, 14 de enero de 2013

'Looper', cualquier futuro pasado fue anterior.




  
          Como solía decir el inimitable crítico de cine Carlos Pumares, en las películas sobre viajes en el tiempo resulta imposible atar bien todos los cabos de la historia, porque siempre hay algún detalle que no termina de cuadrar. Este detalle, al que los frikis llamamos “paradoja temporal”, ocurre por ejemplo en Regreso al Futuro, cuando Marty se pone a tocar Rock & Roll en el baile de graduación de 1955. El miembro de la banda de música al que sustituye llama por teléfono a su pariente Chuck Berry y le hace escuchar la canción, porque “es el nuevo ritmo que andas buscando”. Esto sugiere que Chuck Berry inventa el Rock & Roll (aunque sería discutible afirmar que lo hizo él solito) gracias a Marty. Sin embargo, Marty toca esa música en 1955 porque la aprendió en el futuro, antes de viajar el pasado. Y puesto que la aprendió de Chuck Berry y de todos los rockeros que durante décadas se inspiraron en su música, ¿entonces quién inventó el Rock & Roll? Se podría argumentar que, al viajar el pasado, Marty crea una nueva línea temporal e introduce en ella el concepto de Rock & Roll que ha traído de su propia línea temporal. Suponiendo que hayáis entendido todo lo anterior, estaríais en vuestro derecho al decir que semejante hipótesis es demasiado rebuscada. Como guionista novel (o sea, como aspirante a guionista que jamás ha vendido un guión), yo mismo creo que Robert Zemeckis y Bob Gale deberían simplemente haber eliminado el plano del músico llamando a Chuck Berry, con lo que hubieran cambiado un chiste no demasiado bueno por más cohesión argumental.
            Todo lo anterior viene a cuento porque Looper también contiene una paradoja temporal. Y en este caso, se trata de una que afecta al propio detonante de la trama. Semejante fallo podría echar para atrás a los más frikis de entre vosotros, pero lo cierto es que no impide que la película sea, además de buena, la mar de interesante. Y lo es precisamente porque da pie a jugosas discusiones sobre las consecuencias que tendría el viaje en el tiempo, al menos tal y como lo vemos en esta historia: En el año 2074 se ha inventado la forma de viajar al pasado. El uso de dicha tecnología es ilegal, pero el crimen organizado la emplea para deshacerse de sus víctimas enviándolas 30 años atrás, hasta 2044. Allí, en el mismo momento y lugar en el que regresan, les aguarda un asesino a sueldo especializado en matar a gente del futuro. A estos asesinos se les denomina Loopers, porque tarde o temprano acaban liquidándose a si mismos, con lo que “cierran su bucle” (“close the loop” en inglés). Puesto que las víctimas llegan con la cabeza metida en un saco, ninguno sabe que ha cerrado su bucle hasta después de haberlo hecho, momento en el que se retiran para intentar disfrutar al máximo de los 30 años que les quedan. Uno de estos asesinos es Joe (Joseph Gordon-Lewitt), quien al encontrarse con su yo del futuro (Bruce Willis) lo reconoce de inmediato porque no lleva el rostro tapado. La sorpresa le hace dudar lo bastante para que el tito Bruce consiga escapar. Un gran problema, porque la gente para la que Joe trabaja no tolera ese tipo de fallos...

            Aunque la publicidad de Looper la presenta como una mezcla de acción y de ciencia-ficción, tal cosa no es del todo cierta. Hay varios tiroteos, pero ninguno es demasiado espectacular. Más bien recuerdan a los de las pelis de la década de 1970, cuando las cosas eran más simples, pero a menudo también más emocionantes. Si habéis visto Harry el Sucio, sabréis a lo que me refiero. Lo que realmente importa aquí son la historia y los personajes. En ese y en otros aspectos, como los muchos elementos de cine negro y la presencia de Gordon-Lewit -que también estaba en Origen y en El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace- esta película recuerda bastante al cine de Christopher Nolan. Sin embargo, aquí el tono es menos espectacular y más intimista.   El guión se toma su tiempo para retratar a los personajes, lo que en ocasiones da lugar a problemas de ritmo. Esto ocurre sobre todo hacia la mitad del metraje, cuando entran en escena Emily Blunt y su hijo, momento en el que la historia se aparta un poco del cine negro para parecerse más a un western. Sin embargo, todo es por una buena causa, ya que sirve para preparar un muy logrado clímax en el que todas las piezas encajan perfectamente. Por el mismo motivo anterior, en el primer acto la trama quizá tarda un poco más de la cuenta en arrancar. Y poco después de que lo haga, la narración se detiene para introducir un flashback (o quizá más bien un flashforward) de cinco minutos en el que se nos cuenta cómo el joven Joe pasa los siguiente 30 años hasta convertirse en el viejo Joe. Es justo ahí donde se produce la paradoja temporal de marras, que no os voy a destripar para que os forméis vuestra propia opinión sobre ella.  Quizá encontréis una forma satisfactoria de explicarla. O quizá simplemente os parezca un fallo de guión. Yo me encuentro más bien en el segundo grupo, pero eso no me impidió disfrutar de la película.

            Como friki, debo decir que me divirtieron las muchas y variadas referencias a Blade Runner, a 12 Monos, a la propia Regreso al Futuro y, sobre todo, a la saga Terminator. Respecto a esta última, me gustó especialmente ver en un papel secundario a Garret Dillahunt, que interpretó a un Terminator en la muy recomendable Las Crónicas de Sarah Connor. Lo mejor es que ninguna de estas referencias está ahí simplemente para hacer la gracia o para tratar de camuflar la pobreza de la historia -como lo del personaje llamado Dallas en la infumable Alien vs. Predator 2-, sino que surgen de manera natural al tomar elementos de dichas películas para darles un tratamiento distinto. En este sentido, salvo la ya comentada paradoja, el guión funciona muy bien a la hora de explicar las consecuencias del desplazamiento temporal, tanto en el presente como en el futuro. Y funciona aún mejor cuando explica cómo esas consecuencias afectan a los personajes, ya sea a nivel físico o emocional. También ayuda el hecho de que todos los actores estén muy bien. A más de uno quizá le distraiga el maquillaje que usa Gordon-Lewit para parecerse más a Willis, pero yo creo que incluso le favorece. Y es muy de agradecer que el tito Bruce interprete de nuevo un papel sin que se note que lo está haciendo sólo por la pasta.
            En resumen, la peli está muy bien, aunque yo no me atrevería a decir lo que dijo otro crítico de Internet, que la puso a la altura de 2001: Una Odisea del Espacio. Y es que lo de Kubrick con los monos y el monolito puede aburrir a más de uno, pero nadie puede negar que marcó un antes y un después en el género. Looper no va a suponer ninguna revolución en ese sentido, pero desde luego se merece su pequeño hueco en el panteón de “pelis sobre viajes en el tiempo”. Ya lo veréis dentro de unos años, cuando todos hayamos llegado al futuro. Suponiendo que lleguemos enteros, claro. Porque tal y como está el presente...

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